Hemos hablado ya de las enfermedades de transmisión alimentaria y de cuáles son las causas más frecuentes, una de las más importantes y más frecuentes que suele darse es mediante la transmisión de microorganismos, por ello vamos a explicarlos mejor.
Los microorganismos actúan como fuente de infección o peligro alimentario. Pero ¿qué son los microorganismos? También se les llama gérmenes o microbios y son seres vivos tan pequeños, que resultan invisibles al ojo humano, es decir, que sin un microscopio no somos capaces de verlos.
Están en cualquier parte, en nuestra piel, pelo, aire, suelo, agua, ambiente… por eso es importante conocerlos y saber qué hacer para evitar su aparición en lugares donde no deberían estar.
Los clasificaremos en función del daño que pueden causarnos:
- Beneficiosos: No todos los microorganismos son malos, puesto que algunos los
utilizamos para elaborar alimentos (yogur, queso, pan…)
- Alterantes: estos son responsables de la putrefacción de los alimentos. Nos “avisan”
de su presencia, puesto que cuando están en un alimento hacen que éste
cambie el olor, color, sabor y textura normal. Por ello, normalmente, no utilizaremos
estos alimentos al presentar un aspecto “raro”. Si algo huele mal o tiene color raro
no lo vamos a consumir.
- Patógenos: estos son los más peligrosos, porque a simple vista no producen
cambios en el alimento. Son los principales responsables de las enfermedades de
transmisión alimentaria.
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Cómo nos afectan
¿Qué necesitan para vivir estos microorganismos? Necesitan básicamente lo mismo que
nosotros para vivir: agua, comida y algo donde cobijarse, para estar “a gusto” en donde
estén.
En concreto necesitan:
- Agua: que tengan humedad, o líquido. Es decir, si a los alimentos les retiramos el
agua que contiene (deshidratado, desecado…) haremos que se conserven mejor
y no se contaminen fácilmente por microorganismos.
- Nutrientes: (“comida”).
- Calor: estar a una temperatura adecuada para poder multiplicarse.
La temperatura de mayor peligro es entre 10ºC y 60ºC, puesto que es donde ellos se
encuentran mejor para poder dividirse.
Sólo el calor elimina los microorganismos, si congelamos los alimentos (más frío que -18ºC, es decir, -18º, -19º, -20ºC…) se quedan estables, “sin moverse” ni multiplicarse, pero si el alimento se pusiera a una temperatura de peligro, las bacterias se multiplicarían.
En refrigeración (Entre 0º y 5ºC), se multiplican pero muy lentamente. Por eso es importante mantener las temperaturas de frío adecuadas según el alimento.
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- Tiempo: si las condiciones son buenas (tiene agua, comida y calor) cuánto más tiempo pase más se multiplicarán, y mayor será el riesgo para el consumidor. Por eso es importante mantener los alimentos a una temperatura adecuada y protegerlos ante distintas agresiones.
- Acidez: al aumentar la acidez, los alimentos se contaminan menos por bacterias, por ello a algunos alimentos se les añade limón, vinagre, etc…
- Oxígeno: Algunas bacterias prefieren vivir con oxígeno (“respiran”) pero otras crecen también sin oxígeno, algunas de ellas son muy peligrosas como el Clostridium Botulinum que puede desarrollarse en el interior de las latas.
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